El caramelo o dulce de dátiles es básicamente una pasta de dátiles y agua que se utiliza como sustituto del azúcar, así que durante estas semanas iré haciendo pruebas y las compartiré con vosotros para ver bien las proporciones y equivalencias con el azúcar refinado.
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La gran ventaja es que endulza de manera natural los platos pero sin ese regustillo extraño que dejan algunos edulcorantes.
Mi recomendación es que intentéis conseguir dátiles Medjool para hacerlo, ya que son más dulces y más carnosos, por lo que no es necesario hidratarlos antes. Si no podéis conseguirlos podéis hacerlo con dátiles normales sin problema, previa hidratación con agua tibia.
Tampoco penséis que esto es la panacea, hay que tener en cuenta que los dátiles son bastante calóricos y tienen un alto porcentaje de azúcares, pero es una buena opción añadirlo en pequeñas cantidades a los yogures o hacer algún postre esporádicamente para matar el gusanillo de la manera más saludable.
¡No me enredo más, ahí va la receta!⠀
INGREDIENTES
- Dátiles
- Agua tibia
PREPARACIÓN
- Metemos los dátiles en el vaso de la batidora y vamos añadiendo agua tibia hasta obtener la textura deseada, en función de si queremos nuestro dulce de dátiles más o menos espeso.
- Si usáis dátiles normales en lugar de Medjool será necesario ponerlos antes en remojo en el agua tibia durante 20 o 30 minutos, y después esa misma agua será la que se utilice a la hora de triturarlos, echándola poco a poco hasta obtener la consistencia deseada.
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